Europa dedica 70.000 millones de euros a mantener el patrimonio

El sector de la cultura asentado sobre unas bases frágiles de financiación ha visto cómo a partir de
2008 sufría el impacto de los recortes de los presupuestos públicos, fruto de la grave reducción de
los ingresos de los estados, las medidas de contención del déficit público y la implementación de
las políticas de austeridad.
Este informe tiene su punto de partida en la hipótesis que la inversión pública en cultura en
Europa es la gran perjudicada por los efectos de la crisis económica desatada con la caída de
Lehman Brothers el 2007. Una crisis económica que cuando llega a nuestro continente, tiene
consecuencias dispares en los distintos países y que encuentra en las políticas culturales el eslabón
más débil para aligerar los presupuestos públicos. La cultura en momentos de crisis deja de ser
una prioridad y los presupuestos se orientan a atender los servicios públicos básicos y a devolver
los intereses de la deuda. La cultura es considerada por muchos como un servicio no esencial. Así
desde 2008 una serie de países han eliminado drásticamente las políticas de ayudas al sector
cultural y sus planes de subvenciones para las instituciones culturales.